En 1915, un empresario del calzado de La Rioja llamó a sus zapatillas como su novia, Victoria. Más tarde, se casó con ella y fundó una compañía que hoy factura 35 millones de euros.
En cualquier zapatería, sea la de barrio o de centro comercial, destacan por su diseño multicolor, sus siluetas redondeadas y su sello de V curvada. Desde hace décadas, compiten con otras marcas extranjeras que como como Nike, Adidas o Puma atraen a los consumidores más deportistas e informales. Pero cuando estas tres marcas daban sus primeros pasos, la primera en América de los 50 y las dos últimas en la Alemania Nazi, calzados Victoria ya llevaba mucho camino recorrido. Una senda iniciada en un pequeño pueblo del norte de España y que con el tiempo fue dejando huella en tres continentes.
Fundada en La Rioja en 1915, Victoria es el sello español de calzado más reconocible a nivel mundial. A sus más de 35 millones de facturación y a los 2 millones de pares de zapatos que despacharon el año pasado, les acompaña una historia de amor de las de antes. "Gregorio Jiménez, el fundador creó una zapatilla y como gesto romántico la llamó igual que su primera novia y después mujer, Victoria", describe a LOC Sara Gutiérrez, jefa de comunicación de Calzados Nuevo Milenio, matriz de la marca.